“Definitivamente Santiago es una ciudad que consume por encima del promedio de lo que debería consumir como ciudad”, dice Pichardo.
SANTIGO.- Tras la presentación de los resultados del “Informe-Estudio Drivers del Comportamiento sobre consumo de agua”, llevado a cabo en Santiago y realizado por el Banco Interamericano de Desarrollo (BID), esta ciudad se convierte en la primera en evaluar a sus residentes respecto al consumo del recurso líquido, en búsqueda de propuestas y herramientas de cambio ante su uso excesivo.
A través de una muestra representativa de la población, el informe permitió determinar las conductas de uso de agua de los encuestados, dando como resultado hallazgos que representan un punto de partida para la creación de políticas públicas y campañas que velen por atacar las vulnerabilidades encontradas.
Así lo determinaron el equipo de investigadoras detrás de dicho levantamiento compuesto por decanas y facilitadoras de la Pontificia Universidad Católica Madre y Maestra (PUCMM), entre ellas Juana Soto Villar, Belmarys Rodríguez, Julissa Pichardo y Diana Frías.
“Aún la gente dice tener conciencia y que valora que es un recurso limitado, pues vemos que la realidad es diferente… Este estudio se puede replicar y aplica perfectamente a otras provincias del país, no únicamente en Santiago”, explica Julissa Pichardo.
“Definitivamente Santiago es una ciudad que consume por encima del promedio de lo que debería consumir como ciudad. Ese es el dato que debemos resaltar… pero hay que profundizar mucho más todavía para ver si realmente es la ciudad que más consume de América Latina”, menciona igualmente.
Este levantamiento fue realizado durante la pandemia en sectores de la zona metropolitana de Santiago, como también Cienfuegos y Gurabo, factor que tiene una connotación importante debido a que la mayoría de personas se encontraban en confinamiento como medida prevención frente al Covid-19, una situación atípica.
Pichardo sostiene que durante la pandemia se hizo muchísimo más uso del agua como familia porque las personas tenían que desinfectar los alimentos, lavarse las manos con mayor frecuencia y todo requería un proceso de higienización más riguroso. Pero indica que el consumo por familia y por persona está por encima del promedio de consumo habitual.
Doble consumo
“Son muchos los hallazgos pero parte de ellos es que la gente entiende que el otro es el que consume más agua. Nosotros encontramos que hay personas que dicen que el vecino consume mucha agua, más no se conciben a sí mismos como que consumen agua en exceso”, sostiene Belmarys Rodríguez.
“Es muy interesante ver cómo en la encuesta yo no consumo mucha agua, pero en la observación (la cámara) mira como yo dejo la llave abierta mientras estoy fregando o cocinando”, dice Frías.
También menciona que otro de los hallazgos, es que “las personas escuchan incluso los escapes de agua tanto en inodoros, tuberías en las calles y cisternas, en su mayoría en sectores vulnerables. Esos son los escapes más comunes que vimos”.
“La gente asume que como recibe agua algunas veces a la semana o la deja de recibir una o dos veces, entonces eso justifica que el día que la reciba tiene que gastarla porque necesita hacer todo rápido o necesita hacer todo con agua abundante”, indica Pichardo.
“Nos encontramos que hay un tema de costumbre, la gente asume que es normal consumir en exceso, dejar la llave abierta, durar 10-15 minutos bañándose, media hora fregando”, también menciona Pichardo.
Recomendaciones
A partir de los resultados obtenidos, como recomendación general mencionan que se hace necesario apelar a la conciencia a través de compañas de concientización y de educación, desde edades tempranas. “Recordar a la gente porqué el agua es importante, porqué debemos darle valor pero no solo en el momento actual”, puntualiza Pichardo.
“Es momento de comenzar a educar a nuestros niños, porque a un niño tú lo agarras desde pequeñito, y asimismo como tú le enseñas un idioma u otra cosa, tú lo puedes enseñar a cuidar el agua… Y sobre todo que no sea un programa centrado solo en un colegio o una casa, sino que sea toda una política pública”, comenta la investigadora Frías.
Asimismo, indican que hay otras medidas que deben ser llevadas a cabo en combinación con diversos sectores de la ciudad.
“La gente asume que cuidar el agua es una responsabilidad de CORAASAN o del Estado, y no es así, definitivamente nosotros somos los primeros responsables por ser los usuarios, de cuidar el agua”, indica Pichardo.
Método
La investigadora Diana Frías explica que el estudio estuvo compuesto de una metodología mixta con el método cuantitativo a través de encuestas y la parte cualitativa, donde se incluye la observación participante.
El equipo menciona que las cámaras fueron dejadas en 10 casas de familias de la “observación participante”, técnica de recolección aplicada a la población que formaría parte de las evaluaciones, a través de la firma de un consentimiento informado donde se autorizaba la permanencia del equipo de vigilancia.
“La dejábamos por un período de 24 horas en los lugares obviamente permitidos: fregaderos, lavaderos y nada de baños por supuesto, o en un área de acceso donde se podía ver más amplio si se llenaba un cubo o si se observaba que mientras luego de llenar el cubo se dejaba la llave abierta, o que fregaban con la llave todo el tiempo abierta”, explica Frías.
Además, Julissa indica que se realizaron grupos focales y se abordó una muestra a través de cuentas telefónicas de casi 1,200 personas. “Esos resultados cuando tú comparas lo que tú observas en la casa con los grupos focales con las encuestas, difieren del uso”.
Muestra
La investigación se basó en tres poblaciones, entre ellas la población de usuarios; que se componen por usuarios con contrato y sin contrato, dos grupos focales de diferentes estratos sociales, y directivos y mandos medios de la Corporación del Acueducto y Alcantarillado de Santiago (Coraasan). También en sesiones consultivas se hicieron otros dos grupos focales, donde participaron alrededor de 17 personas.
Con los usuarios fueron implementadas tres técnicas de recolección de datos: encuestas (entre ellas alrededor de 869 vía telefónica y 221 en línea).
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