“Cuando salí, me vi arropado por el fuego, agarré el extintor, pero ya no había tiempo. Lo solté y la puerta, sin seguro, se selló por la presión de la candela”, cuenta.
Justo en ese momento empezó el conteo regresivo, la ansiedad y la desesperación. Tenía que idear un plan y salir de las cuatro paredes, que no tenían ninguna ventilación.
En ese momento, escuchan los gritos y lamentos de algunos empleados (hombres y mujeres) que no terminaban de salir de las instalaciones del Canal del Sol. Se sentían atrapados.
Clamaban auxilio y pedían ayuda por la parte trasera a los residentes del barrio La Yuca, que queda detrás del plantel.
Danny, de 47 años, empezó a observar la puerta y se dio cuenta de que arriba estaba sellada, pero abajo tenía “un abiertico”.
“Me llegó la idea de acostarme y halarla desde abajo. Me tumbé al piso, pegué las piernas de las paredes del otro lado y me deslicé con fuerza”, cuenta.
Germán y José permanecieron parados. Cuando la puerta abrió, el fuego los atrapó y se quedaron atrás.
“Yo tuve que acostarme para abrir la puerta, pero ellos se quedaron parados. La habitación estaba cargada de oxígeno, entonces cuando el fuego salió a presión, los quemó. El fuego siguió para adelante, para arriba... A mí sólo se me quemó la cabeza y los brazos”, describe.
Danny siguió escabulléndose, agachado, entrando y saliendo de los estudios rápidamente hasta encontrarse con las escaleras que daban al primer piso. “Eso estaba inundado y yo cogí para el otro cuarto y de ese me devolví y entonces vi una brecha y volví y me acosté hasta que pude salir a las escaleras”, testifica.
Al cabo de unos minutos, salió detrás Germán, sin embargo, su cuerpo estaba casi completamente calcinado. José se quedó en los escombros. “Yo llegué a mi casa, me unté clara de huevo y vainilla. No esperé que llegara el 9-1-1 ni nada. Yo mismo me fui al hospital Central y luego me llevaron en una ambulancia al Ney Arias Lora”, dice.
Al edificio lo envolvía un gran silencio, mucha tensión. Lo mismo se sintió en el barrio de La Yuca.
Elizabeth, residente en el lugar, expresó con nostalgia y tristeza que “La Yuca estaba de luto por las pérdidas que tuvieron, que eran personas del mismo sitio”, además, dijo que fue un momento muy dramático y de mucho pánico.
“Yo estaba vendiendo mi fritura y cuando vi ese fuego empecé a vocearle a los vecinos que salieran. La gente tenía miedo de que explotaran esas dos plantas que están ahí. Si eso explotaba todo esto se iba a ir”, rememora.
“Esa gente voceaban que los ayuden, se estaban tirando. El barrio entero salió y se metieron dos muchachos a sacar gente”, añadió Enmanuel Montero.
Algunos trabajadores se encontraban realizando labores de limpieza en el canal. Se les observaba barriendo las aguas negras del siniestro.
Además, hacían un levantamiento y trataban de recuperar los equipos tecnológicos que quedaron ilesos.
Así lo informó el doctor Eddy Bruno, director de la Unidad de Quemados del referido centro médico.
El joven de 22 años, Kelvin Bryan Castillo, tiene un 100% de su superficie corporal quemada; así como también presenta lesiones profundas de segundo y tercer grado.
Mientras que Germán Rodríguez de 56 años, presenta un 75% de quemaduras por flama, de segundo y tercer grado en cara, cuello, miembros superiores y ambas piernas.
Tiene una lesión inhalatoria y está bajo ventilación mecánica. Se le suma el componente de que es un paciente con hipertensión y con diabetes, aseguró el doctor Bruno.
“Están en ventilación mecánica, con una probable disfunción renal porque son pacientes oligúricos, es decir, que están orinado muy poco (uno de los signos precoces que sugieren que la condición general del paciente está deteriorándose) lo que nos imposibilita la hidratación y eso impide su evolución”, dijo el especialista en caumatología.
Mientras que el tercero de los pacientes, Danny fue dado de alta al presentar quemaduras en un 10% de su cuerpo.
El incendio en el canal de televisión ha dejado un saldo de dos personas fallecidas hasta el momento y tres heridos.
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