Por: Luis García Dubus
SANTO DOMINGO.-Un hombre muy importante cumplía 80 años, rodeado de amigos y admiradores en la fiesta de su celebración. Le pregunté:
“Dígame Don fulano, ¿qué es lo más importante que le ha revelado a usted la vida hasta ahora…?”
Todos hicieron silencio, esperando la sabia respuesta de alguien tan destacado. El hombre pensó un momento, tras el cual contestó:
“Que no se puede confiar en nadie”.
“¡Oh…!” Me escuché a mí mismo exclamando al no saber qué decir. Afortunadamente alguien cambió el tema y, pudimos seguir adelante, pero nunca olvidaré la lástima que sentí por aquel pobre hombre, aparentemente tan lleno de éxitos de toda clase, y sin embargo frustrado.
Seguramente él había sacado muy buena nota en muchas materias, pero – según su respuesta – no había vivido en paz, ni feliz. ¿Por qué? Porque en la única materia que la vida enseña, le había ido mal.
¿Cuál? ¿Cuál es la única que hay que aprender para que nos vaya bien?
Mi grupo de amigos (de más de 80 años de edad) hemos descubierto qué es lo único que hay que aprender para tener paz y que nos vaya bien: La única verdad es que Dios es amor, y que seremos felices en la medida en que nos dejemos amar por Él, y aprendamos a amar como Él: sin que el otro se lo merezca.
Mire amigo(a) lector, no nos merecíamos que Jesús nos amara tanto como para dar su vida sin que lo mereciéramos previamente. Y lo que nos salva, es el amor con que lo hizo
¡Qué gran prueba! ¡Cuánto amor! Dar la vida por ese ser amado, que somos usted, y soy yo. Hemos recibido el amor más intenso que ha existido y que existe en la historia del hombre.
No somos acusados… ¡Somos amados! No somos inculpados... ¡Somos salvados!
“Por eso existe el amor: no porque amáramos nosotros a Dios sino porque Él nos amó primero” (1a. Juan 4)
“El encuentro con esa persona, es que nos hace cristianos, (Benedicto XVI).
Y dice nuestro Cardenal Nicolás López Rodríguez: “Dar fruto es creer en Jesucristo y amar a los hermanos”.
“El amor”, dice John Powell, “es condicional o es incondicional, y si no es incondicional, no es amor”.
Desde luego, que esta clase de amor no es un sentimiento. Es una actitud responsable, y es una gracia.
La pregunta de hoy
¿Es posible para el hombre amar de esta manera?
El Espíritu Santo sí puede hacernos capaces de hacerlo. Pues amar sin condiciones y sin esperar nada a cambio es imposible para usted y para mí.
Podemos amar como Dios, tener paz, y ser felices, “gracias al amor que ha sido derramado en nuestro corazón por el Espíritu Santo que nos ha sido dado”.
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