Las voces que surgieron para abogar por la renovación se han ido apagando y parece que ese partido pretende hacer muy pocos cambios en el marco de su noveno Congreso
Para muchos el PLD, ahora partido opositor, está acabado y prevén que su destino será el mismo del PRD y el PRSC. Sin embargo, el PLD obtuvo un 37% de los votos presidenciales en las pasadas elecciones y es la segunda fuerza política municipal y en la Cámara de Diputados, aunque muy reducida en el Senado.
Desde el punto en el que está ahora, el PLD tiene el mejor espejo en el Partido Revolucionario Dominicano (PRD) de que obtener una buena votación no es garantía para permanecer fuerte y retener la simpatía del electorado. El partido blanco obtuvo el 47% en el 2012 y para el 2016, bajó a poco más de 7%.
El Partido de la Liberación Dominicana (PLD) anunció su noveno Congreso interno para la renovación de autoridades entre octubre y diciembre de este año. Más que cumplir con puros formalismos estatutarios y las exigencias de la Ley 33/18 de Partidos Políticos, la organización tendrá que someterse a una profunda reflexión que la lleve a reconocer los errores que causaron su salida del poder en todos los niveles.
El PLD tiene 20 años con las mismas caras en el Comité Político y los nuevos ingresos han ocurrido por vacantes de fallecimientos y luego por la división con la salida de Leonel Fernández y su grupo.
Sin embargo, quienes ocuparon esos cargos generaron críticas pues lo que se observó que la principal cualidad para llegar al órgano era la cercanía o fidelidad con el entonces presidente Danilo Medina, ahora líder único de esa organización. Otro factor que ha generado recelo en la organización es que se vuelva una tendencia que los hijos de los dirigentes más importantes ocupen los puestos relevantes.
El PLD tendrá que renovar tanto el Comité Político como el Comité Central y elegir nuevas autoridades. Si en el proceso ese partido no da espacio a la democracia interna y el criterio que se impone para acceder a uno de esos puestos es la cercanía a Medina, es probable que esa organización tenga que enfrentar una rebelión interna de dirigentes medio y de base que esperan una oportunidad de ascender políticamente en la organización.
Luego de la derrota, dirigentes como la exvicepresidenta Margarita Cedeño, Francisco Domínguez Brito y Abel Martínez, todos del Comité Político, advirtieron de la necesidad de esa organización reconocer errores y evaluar las razones que llevaron al PLD a perder el apoyo del electorado. Otros miembros de ese partido y de la camada más joven como el ahora secretario de la juventud del PLD, Carlos Pared y el exministro de Economía, Juan Ariel Jiménez, también abogaron por renovar la organización.
Sin embargo, al pasar del tiempo parece que el discurso de una reflexión en ese partido se diluye y, por el contrario, la cúpula parece que apuesta al olvido y sigue “como si nada hubiese pasado” a pesar de que el PLD pasó de 106 municipios a 61; de 29 senadores a 4 y de 106 diputados le quedan 69 y los rumores de que otro grupo pasará a la Fuerza del Pueblo, siguen creciendo.
Las voces más jóvenes que también exigen renovación se han apagado. De hecho, un dirigente tan veterano como Euclides Gutiérrez Félix, ha llegado a afirmar que el PLD perdió las elecciones porque los Estados Unidos quería sacarlo del poder, mientras que Félix (Felucho) Jiménez, cada cierto tiempo aparece en la opinión pública para culpar al expresidente de la organización y su grupo. De manera más soterrada los más fervientes danilistas han construido el discurso de que el PLD perdió las elecciones porque ya tenía mucho tiempo en el poder y que no era posible retenerlo luego de cuatro períodos seguidos.
Lo cierto es que el liderazgo que influye en el partido morado busca cualquier explicación a la derrota, menos admitir errores y que necesitan renovarse y adaptar su discurso a la nueva realidad social y política pues luce cada vez más divorciado con el sentir de la población.
Un ejemplo de lo distante que está el PLD de los anhelos de la población es la reacción social a favor del presidente del Tribunal Superior Electoral (TSE), Román Jáquez, a quien ese partido acusa de supuesta parcialidad con el ahora gobernante Partido Revolucionario (PRM).
Pero además del discurso, el PLD enfrenta problemas con los voceros que usa para transmitir los mensajes a la población, pues además del rechazo al contenido a muchas de sus posiciones políticas, también se evidencia el disgusto de la población con muchas de las figuras de su cúpula a juzgar por las críticas que se expresan contra muchos de ellos.
El uso de la tecnología es otro reto del PLD
El PLD también tiene el reto de dar paso a la tecnología como su principal mecanismo de participación y activismo, así como mejorar la participación de la mujer en los puestos de dirección sin repetir el error de integrar féminas solo para cubrirse de la forma y en la práctica continuar como un partido básicamente machista. Si en el marco del Congreso el PLD logra renovar su dirigencia por voceros que conecten mejor con la sociedad y mejorar su discurso, es posible que logre sobrevivir como segunda fuerza electoral del país conforme a los resultados de las pasadas elecciones, pero si no lo hace corre el riesgo de seguir diluyéndose, repitiendo la experiencia del PRD y PRSC.
Por: Yanessi Espinal
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