Por: Rubén Moreta
Agredir a un periodista es un acto cobarde, desaforado e imperdonable. Quienes agreden periodistas, sean militares o civiles, esconden complejos de poder y superioridad abominables en el siglo XXI.
Es claro que los agresores a la prensa padecen ineducación y viven aún en la era de las cavernas.
Personalmente, no tolero los abusos en contra de los miembros de mi “clase” profesional. Por eso me ha consternado tanto la agresión que perpetraron miembros de una patrulla de la Tercera Brigada de Infantería del Ejército de República Dominicana en contra del corresponsal de Telenoticias, Canal 11 y Director del portal Enteratemas.net, Ángel del Carmen de los Santos el pasado jueves 30 de abril, pasadas las dos de la tarde, frente a su humilde residencia en el sector Perpetuo Socorro en San Juan de la Maguana, a quien injustamente apresaron y vejaron exhibiéndolo por el barrio, como si fuera un delincuente.
Pregunto en voz alta: ¿Los hombres bajo el mando del coronel Ramón Belén Pichardo, están acaso, reviviendo los doce años de gobierno balaguerista? Eso la sociedad no se lo va a tolerar.
Firmes y sin miedo, el viernes, a las 10:30 am, un puñado de comunicadores sociales montamos una vigilia frente a la Fortaleza José María Cabral, sede de la brigada militar, a exigir pacíficamente castigo por dicha agresión.
Exigimos una sanción contundente en contra de esos soldados infractores, que ensucian el uniforme militar, y no desmayaremos hasta lograrlo.
Si esos guardias insensibles y malvados se atreven a maltratar a trabajadores de la prensa, con alta exposición mediática, es seguro que también zahieren habitualmente y sin rubor a otros ciudadanos.
Elementos abusivos e inmoderados no son los militares que nuestra patria necesita. Se impone una profilaxis, sin dilación, en ese cuerpo militar.
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