El autor es licenciado en Contabilidad. Reside en Santo Domingo
Por CESAR FRAGOSO
Yo tendría unos 7 u 8 años cuando pasó el evento, pero lo sucedido se quedó para siempre grabado en mi ser y lo recuerdo como si hubiese pasado hoy mismo.
Era la época de Trujillo y yo vivía en mi pueblo, hoy el Municipio de El Valle, de la Provincia Hato Mayor y, en aquel entonces, llamado Villa Trujillo.
Mi padre adoptivo, Manuel Fernández Valdéz, quien a raíz de la separación de mi padre biológico, Octavio César Fragoso y mi madre, Thelma de la Cruz, e influenciado por mi querida tía-madre, Doña Felín, se hizo cargo de mi desde mis primeros meses de vida, había llegado de España huyendo de la dictadura de Francisco Franco.
Papá Manolo, como yo le decía, llegó a República Dominicana junto a un grupo de españoles de los que Trujillo trajo al país “para mejorar nuestra raza”, pero de una manera muy distinta a todos los demás.
Les cuento. Mi amado padre fue herido en una de las batallas contra el régimen franquista, tomado prisionero, juzgado y sentenciado a muerte.
Me contó que tuvo la suerte de que el militar al que le encargaron matarlo resultó ser su compadre y éste, en lugar de asesinarlo, se las arregló para introducirlo en uno de los barcos que llegaron a nuestra bendecida tierra.
Como resultado de esa herida, él no pudo tener hijos con mi tía-madre y yo tuve la dicha de ser ese hijo que no pudo darle a mi tía.
Don Manolo, como todos les decían, llegó a ser uno de los comerciantes más prósperos de la zona y Trujillo, conocedor de su historia, lo nombró Presidente del Partido Dominicano. Pero, en la clandestinidad, él era también el Presidente del 1J4, o Movimiento Revolucionario 14 de Junio, un levantamiento guerrillero de izquierda que luchaba en contra de la dictadura y que lideraba Manolo Tavares Justo, lo cual como todos comprenderán, llegó a ser del conocimiento del régimen pues, nada era oculto para Trujillo.
Para los que no conocen la historia, les diré que: “El Partido Dominicano fue fundado por Rafael Leonidas Trujillo el 16 de agosto de 1931 , al año de su llegada al poder”. Busque: en https://es.wikipedia.org/wiki/Partido_Dominicano.
Pues bien, lo que marcó mi vida para siempre fue el momento en que, ya ajusticiado el dictador y como consecuencia de las investigaciones que se estaban haciendo para buscar a quienes les habían dado muerte, llegaron a mi casa, allá, en Villa Trujillo, en un “cepillo” negro (un carro Volkswagen, de los que usaban los denominados “calieses”), tres personas buscando a mi papá.
Minutos antes de la llegada de esos matones del régimen, Luisito, un chofer de Sabana de la Mar, que en ese entonces viajaba a la capital llevando pasajeros en su carro, arriesgando su propia vida, se había llevado a Papá Manolo a esconderlo en algún lugar del país.
Gracias a Dios, Luisito, estaba en Hato Mayor, en el lugar oportuno, en el momento oportuno, cuando los calieses estaban indagando donde era que vivía Manolo el Español, por lo que, conocedor de la situación y sabiendo que eso podría significar la muerte de mi padre, dejó los pasajeros que traía para la Capital y se devolvió para mi pueblo a buscar a mi Papá Manolo.
Imagínense como fueron los minutos que pasaron antes de la llegada de esos tres personajes a mi casa a buscar a mi amado padre para investigarlo por la muerte del sátrapa.
Cierro mis ojos y me veo acostado en el piso de la sala de mi casa jugando con mi avioncito, siendo observado por uno de esos individuos que, desde el exterior, miraba por una ventana hacia dentro de la casa, mientras los otros dos cuestionaban a mi tia-madre, sobre el paradero de mi Papá Manolo, quien, es casi seguro, salvó su vida gracias a ese amigo de Sabana de la Mar que se atrevió a buscarlo y esconderlo.
LA ACTUALIDAD
Mi historia viene al caso por el supuesto peligro que corre nuestra Democracia, según el decir de muchos dominicanos y dominicanas que, lamentablemente, se han dejado influenciar por los políticos de turno que están fuera del poder.
La realidad es, que, después de la muerte de Trujillo, la Democracia Dominicana nunca había estado tan fortalecida como en los últimos tiempos de nuestra historia reciente.
Si solo miramos nuestros últimos 42 años e iniciamos en el 1978, veremos que hemos tenido 7 Presidentes, todos libérrimamente electos por la ciudadanía y, de la manera más democrática que nuestras circunstancias nos han permitido.
De esos siete Presidentes, tres fueron del PRD (parte del cual es hoy el hoy PRM), uno del PRSC y dos del PLD.
Si bien es cierto que durante los casi últimos 20 años hemos sido gobernados por un solo partido y sus aliados, eso, bajo ningún concepto significa que nuestra Democracia esté en juego y que corra el más mínimo peligro.
Cada uno de esos siete Presidentes que hemos tenido en los últimos 42 años a los que me refiero, ha sido el resultado del voto popular.
Quizás con fallas o errores en la Junta Central Electoral que les ha tocado en su elección; posiblemente con el desamor de los que no han ganado, pero nunca poniendo en juego nuestra Democracia.
Lo sucedido en las fallidas elecciones del 16 de este mes no ha sido lo mejor para el país, pero cuando las aguas se aclaren, surjan las causas reales del error o se determine, si los hubo, quienes fueron los verdaderos culpables de lo que pasó, la Democracia (hay que mencionarla muchas veces) Dominicana, saldrá fortalecida, seguiremos siendo el País ejemplo de la Región y continuaremos por senderos de paz y de progreso.
Si usted, que me honra con su lectura, no está de acuerdo con el Gobierno del Lic. Danilo Medina y no quiere que el PLD nos siga gobernando más allá de agosto de este año 2020, mi consejo sincero es que, este 15 de marzo vaya temprano a votar, se asegure de que todos sus relacionados voten en contra del PLD y haga lo mismo el domingo 17 de mayo.
Ahora bien, mi querido lector, no se permita usted, ni deje que nadie lo haga, que se juegue con el futuro del país.
Los que quieren que se elimine la Junta Central Electoral y que el país caiga en el caos y el desorden, son los que realmente quieren destruir nuestra Nación.
Dios nos libre de que otro niño dominicano tenga que vivir lo que yo viví. Esa es la razón por la que, le ruego, le suplico y le imploro que: No juguemos con la Democracia Dominicana.
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