"Progreso es una palabra bonita. Pero el cambio es su motivador. Y el cambio tiene sus enemigos". (Robert Kennedy).
Si olvidamos esa simple frase el curso de los acontecimientos pueden devenir impredecibles.
Amigos, inicio mis líneas de esta forma un tanto cruda y directa, porque es indudable que no importa en qué sector de la vida productiva de la nación nos encontremos, cuando se habla de cambio, sustitución o simplemente vemos en alguien una posible amenaza a nuestro puesto de trabajo, nos llega a la mente hacer todo lo necesario para que esto no suceda, peor aún, las personas mezquinas de pensamientos e intensiones sanas, y aquí le pido perdonen la cacofonía, son capaces de hacer y decir lo indecible que por respeto a ustedes y a este importante medio me veo obligado a omitir.
La carrera militar, a mi humilde entender se fundamenta en tres palabras: disciplina, lealtad y honor, ahora bien, haciendo ejercicio de buen subordinado, en honor a la verdad y sin ánimo de exacerbar pasiones, permítanme decirles que como institución las Fuerzas Armadas de República Dominicana no está exenta a los comentarios del párrafo anterior, ya que son escenarios que se presentan donde quiera que esté involucrada la raza humana.
Si nos detenemos analizar los diversos procesos por los que ha tenido que pasar las Fuerzas Armadas Dominicana, es obvio la resistencia al relevo generacional que a través de los años hemos rehusado aceptar.
El proceso de cambio generacional es tan normal e inevitable como que algún día dejaremos de existir, es un proceso dialéctico y qué mejor forma de hacerlo que dejar un legado de conocimientos y experiencias a la joven oficialidad que tanto desea aprender y dar.
Escribiendo estas breves reflexiones, llega a mi mente el libro "Combate Moral" de Michael Burleigh, donde explica el proceso que vivió el ejército de los Estados Unidos, cuando el destino de esa institución fue puesta en manos del gran General George Marshall, quien al momento de su nombramiento encontró en el departamento de guerra de la época, un escenario difícil para ejercer el mando, ya que generales veteranos de la 1era. Guerra Mundial, se resistían al retiro y menos delegar sus funciones.
Marshall, que años anteriores fue formador de oficiales en la escuela de infantería de Fort Benning, poseía la habilidad como mentor, de motivar los subalternos a desarrollar sus capacidades profesionales, siendo esto uno de sus legados perdurables para el ejército de su nación.
Marshall, tuvo la habilidad de recoger una serie de notas en lo que llamó "Libro Negro" que caracterizaban las destrezas físicas, académicas y de mando de aquellos cadetes u oficiales que ostentaban en ese momento el grado de coronel.
Esos coroneles fueron colocados al lado de un general veterano. Marshall como estratega militar se caracterizó por una visión dinámica y moderna para la época, lo que le permitió entender que los generales bajo su mando no podrían seguir su ritmo de trabajo y sus responsabilidades las terminaban delegando en los jóvenes coroneles, quienes dada esa situación se nutrieron de las sabias experiencias y conocimientos de sus superiores.
Esa visión de trabajo, dio inicio a un nuevo generalato en el ejercito de los EU, quienes forjados en el arrojo y coraje hicieron posible grandes victorias para su país, destacándose generales de la talla y el nivel de (Ensihawer, Bradly, Paton, entre otros ).
Indudablemente con esta elogiable acción, Marshall dio un ejemplo de respeto y consideración a las generaciones más antiguas, ahora bien, si trasladamos esto a nuestro patio o por decirlo más ético a nuestra realidad institucional, tenemos que ser autocríticos y reconocer, que si bien es cierto, que contamos con una inusitada cantidad de oficiales profesionales tanto en el desempeño de sus funciones como en su vida privada, no menos cierto es, que siempre hemos seguidos patrones de caudillos y de intensiones perpetuas de poder, nuestra historia no me deja mentir, al observar que han pasado por las filas militares, oficiales que solo la indetenible e implacable condición del tiempo los ha podido apartar de uno de los elementos indispensables del poder nacional (Militar).
Señores, en los tiempos modernos que vivimos, sería un tanto iluso no reconocer que hemos dado pasos de avances importantes, indudablemente los cambios se van dando a lo interno de nuestras Fuerzas Armadas, lo que queremos escenificar es que se ha tornado lento ese proceso tan necesario para revitalizar los cuarteles y las diferentes dependencias con sangre nueva y ávida de experiencia de mando.
Gracias a Dios, contamos en la actualidad con oficiales que desde su honrosa posición de retiro siempre están dispuestos a seguir aportando a nuestras Fuerzas Armadas, y me honra nombrarles solo uno de tantos, como es el caso del Mayor General (r) Adriano Silverio Rodríguez ERD., quien aparte de impartir clases en universidades de prestigio del país, nunca se ha apartado de las aulas militares, para trasmitir a las nuevas generaciones sus conocimientos y ejemplarizarlos con experiencias vividas.
Les confieso con toda la honestidad posible, que no quería llegar a este punto de mi redacción en el que me encuentro ahora mismo, tengo que hacer la salvedad con toda responsabilidad, que lo próximo a mencionar, lo expreso sin la más mínima intensión de adular, alabar o reconocer el trabajo de nadie, sí no leyeron mal, de nadie que no se lo merezca, pero traicionaría algo que para mí no está en tela de juicio, los principios y valores inculcados por mi señora madre profesora Miran Morillo Medina, sino reconozco la enorme labor que vienen realizando oficiales activos que conforman el alto mando que hoy nos dirige, encabezados por el Ministro de Defensa de República Dominicana, Teniente General Rubén Darío Paulino Sem ERD., quienes sin lugar a dudas con sus acciones y toma de decisiones, han demostrado saber perfectamente el compromiso que pesa sobre sus hombros.
Con mis reflexiones, espero que nadie se confunda, en especial los más jóvenes de nuestras Fuerzas Armadas, reconozco la valiosa, encomiable y titánica labor de nuestros generales y oficiales más antiguos de los cuerpos castrenses, quienes han sabido poner en alto el nombre de las diferentes instituciones a que pertenecen.
Mis reflexiones, tienen como propósito, llamar la atención de aquellos ofíciales jóvenes y contemporáneos que toman de su tiempo para leer estas líneas de que, con trabajo duro, estudio, responsabilidad, sacrifico, transparencia, vocación de servicio y verdadero compromiso institucional, es que decimos estar dispuestos a recibir conocimientos, experiencias de mando y emular a los forjadores de nuestra nacionalidad, para continuar trillando el camino del éxito de nuestras gloriosas Fuerzas Armadas.
RAMON V. TAVERAS MORILLO
CORONEL ERD, DEM
No hay comentarios.:
Publicar un comentario