La dominicana Ana Julia Quezada confesó este martes a las fuerzas de seguridad españolas que fue ella quien mató al niño de ocho años Gabriel Cruz, que había desaparecido el 27 de febrero en una localidad del sureste de España.
Quezada, de 44 años y que fue detenida el domingo pasado como presunta autora de la muerte, declaró durante casi dos horas en la Comandancia de la Guardia Civil de la ciudad de Almería.
Al término de la declaración, su abogada Beatriz Gámez, aseguró que su defendida está "colaborando" con los agentes de la investigación.
La autopsia realizada al cadáver del niño desveló que murió estrangulado el mismo día de la desaparición, según fuentes de la investigación.
El cuerpo fue encontrado el domingo por la Guardia Civil en el maletero de un automóvil que conducía la mujer.
Quezada era pareja del padre del niño en el momento de los hechos y colaboraba estrechamente con el resto de la familia para su localización.
El pequeño desapareció tras salir de casa de su abuela para dirigirse a la de unos familiares, situada a escasos metros, en la comarca de Las Hortichuelas, en Níjar (Almería, sur de España).
La detenida era objetivo de la investigación policial desde que el pasado sábado 3 de marzo avisó a los agentes de haber descubierto, supuestamente, una camiseta blanca que contenía restos del ADN de Gabriel, en una zona que ya había sido previamente rastreada.
Quezada llegó en 1995 a Burgos procedente de su país natal, la República Dominicana, y se instaló junto a su hija mayor, nacida también en ese país caribeño.
Posteriormente se casó con un español y tuvo otra hija. La mayor de las niñas falleció en 1996 al caer desde una ventana de la vivienda en Burgos (Castilla y León, norte) a un patio interior, un caso que se cerró como una muerte accidental.
La Policía española está realizando gestiones con el Juzgado que investigó esta muerte para decidir si reabre este caso, según fuentes de la investigación.
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