Rodeado de tanques y cientos de soldados, el alto mando militar venezolano intentó ayer despejar cualquier duda sobre su unidad en torno al presidente Nicolás Maduro, tras un confuso asalto a una base que dejó dos muertos.
La cúpula castrense, encabezada por el ministro de Defensa, Vladimir Padrino López, apareció en la televisión oficial desde una zona agreste no identificada para refrendar su lealtad a Maduro y a la revolución.
"Tengan la certeza que cuentan con una Fuerza Armada Nacional Bolivariana unida y con altísima moral", afirmó Padrino al entregar un nuevo parte sobre el ataque en la madrugada del domingo, en el que participaron tres oficiales, uno de ellos activo.
En una comparecencia repetida luego en cadena nacional, lo acompañaban entre otros los generales Remigio Ceballos y Jesús Suárez, jefes del Comando Estratégico Operacional y del Ejército, respectivamente.
Tres tanques apuntando sus cañones al cielo, un blindado y soldados armados acompañaron la lectura del reporte, que confirmó dos atacantes muertos y tres militares heridos -uno de gravedad- durante la incursión en el fuerte de Paramacay, en la ciudad de Valencia (180 km al oeste de Caracas).
Padrino reafirmó que fue un "ataque terrorista" ejecutado por una veintena de "mercenarios", sin "principios nacionalistas, pagados desde Miami por grupos de extrema derecha" ligados a opositores.
Los asaltantes robaron armas, agregó el oficial, indicando que actuaron en complicidad con el responsable de su custodia, el teniente Jefferson García.
Este oficial huyó junto con una decena de hombres, entre ellos el líder de la operación, capitán Juan Carlos Caguaripano, destituido en 2014 por rebeldía y traición a la patria.
La Fuerza Armada desplegó una operación para capturarlos.
"Aquí no hubo ningún alzamiento, es la mentira hecha política", dijo más temprano el poderoso dirigente Diosdado Cabello, al rechazar que se hubiera tratado de una rebelión en la Fuerza Armada como insinúa la oposición.
- Objetivo cumplido -
Luego de tres horas de combates Paramacay fueron detenidos ocho hombres, incluido el teniente Oswaldo Gutiérrez, quien estaba prófugo acusado de robo de municiones. Uno de los capturados está herido.
A pesar de que se desconoce el alcance del ataque y de que lo perpetró un comando mixto, expertos coinciden en que evidencia un malestar en rangos medios de la Fuerza Armada, principal sostén de Maduro.
"Indica el creciente descontento de rangos medios policiales y militares, aunque el mando militar siga aliado al gobierno. Pueden esperarse nuevos incidentes a medida que aumente ese malestar", aseguró a la AFP el analista Diego Moya-Ocampos.
Poco antes de conocerse el ataque, Caguaripano, de 38 años, apareció en un video junto con unos 15 hombres vestidos de camuflaje, en el que se declaró en rebelión contra "tiranía ilegítima" de Maduro.
"No somos terroristas ni paramilitares. Somos oficiales retirados y algunos activos. Fue una operación limpia, impecable, un éxito", declaró desde la clandestinidad a la AFP el capitán Javier Nieto.
Añadió que el comando logró su objetivo de sustraer "entre 98 y 102 fusiles, calibre 156 y AK-47".
- Más radicalización -
Para la experta en asuntos militares Rocío San Miguel, el "beneficiado" de esta acción es "el sector más radical del gobierno, que exhibe un triunfo y empezará a perseguir a civiles y militares".
En mayo, el líder opositor Henrique Capriles aseguró que unos 85 soldados, sargentos y capitanes fueron detenidos por disentir de la "represión" a protestas opositoras, que dejan 125 muertos en los últimos cuatro meses.
"Hay mucho descontento, mucho malestar, mucha desmoralización porque todos esos generales están involucrados en actos de corrupción y narcotráfico", aseguró Nieto.
La oposición ha llamado reiteradamente a la Fuerza Armada a romper con Maduro, quien le ha dado enorme poder político y económico y cuyo alto mando le ha declarado lealtad absoluta.
El domingo, consideró que el incidente fue una expresión de la crisis que vive el país, ahora en los cuarteles.
El asalto añadió más tensión a la explosiva crisis venezolana, agravada desde el fin de semana con la puesta en marcha de una Asamblea Constituyente que, en sus primeros pasos, destituyó a la fiscal general, Luisa Ortega, chavista que rompió con Maduro al que acusa de "ambiciones dictatoriales".
"La descomposición institucional es evidente. El régimen intenta salvarse mediante la violación masiva de la Constitución sostenido en la fuerza, lo que lleva la confrontación al terreno de la violencia de las armas", dijo a la AFP el analista Luis Salamanca.
Cabello, que acusa a la oposición de pretender llenar de violencia el país, advirtió que la Constituyente podría levantar la inmunidad a los diputados opositores, mayoría en el Parlamento.
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