Santiago-La Policía Nacional apresó ayer a un hombre acusado de violar a su hija de seis años de edad en el sector Cristo Rey de Pekín.
El detenido es Juan Carlos Fernández, alias “El Fuerte”, de 28 años. Con este suman cuatro los casos de niñas violadas en menos de diez días en la región norte.
El hombre procreó a la menor con una mujer de 21 años.
Según el médico legista, la niña presenta desgarro vaginal y fue atendida en el hospital infantil Arturo Grullón de esta ciudad.
La madre de la pequeña manifestó a los investigadores policiales que Fernández aprovechó que ella había salido de compras para cometer el horrendo hecho que ha consternado a los residentes del sector Cristo Rey.
Hace una semana, una niña de cuatro años fue recluida en el hospital infantil Arturo Grullón, tras ser violada por dos individuos, uno de los cuales está detenido en el municipio Monción y se persigue a un tío suyo. Mientras, en Dajabón, un tribunal de atención permanente envió a prisión por tres meses a un ebanista acusado de violar desde los seis años a una menor que ahora tiene diez.
La fiscal de Santiago, Luisa Liranzo, al expresar preocupación por las constantes agresiones sexuales en contra de menores, abogó porque la protección a ese importante segmento de la sociedad sea reforzada.
Padre se defiende
Mientras, el padre de la infante negó que haya cometido el hecho y dijo que jamás se prestaría a cometer una acción tan horrible. En ese contexto, significó que fue llamado para informarle de que la niña tenía dengue y que cuando acudió a llevarle dinero para que la trasladaran al hospital, su pareja le dijo que saldría a comprar algo y luego lo acusó de haberla violado.
“No sé por qué me hace eso; yo nunca cometería un hecho de esa naturaleza y menos con mi propia hija”, dijo. Entretanto, la madre de la niña insiste en que su padre la violó y que la infante supuestamente le manifestó que fue advertida de que si decía lo ocurrido no le seguiría dando dinero para comprar helados. Los expertos precisan que el abuso sexual es una experiencia traumática y es vivido por la víctima como un atentado contra su integridad física y psicológica, y no tanto contra su sexo, por lo que constituye una forma más de victimización en la infancia, con secuelas parcialmente similares a las generadas en casos de maltrato físico y abandono emocional. La víctima necesita atención psicológica adecuada.
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