SANTO DOMINGO, R D.- Los cuatro dominicanos sobrevivientes del naufragio ocurrido en la isla italiana de Giglio, narraron en exclusiva para Noticias SIN lo vivido en el siniestro.
Los esposos Ramón Escalante Florentino y Romelia Ariza Gonzales, relataron que se encontraban cenando en la tercera planta cuando sintieron un fuerte impacto que provocó que platos, copas y otros utensilios empezaran a caer. Al mirar por la ventana de la nave vieron caer agua del tercer piso de la embarcación. No obstante pensaron que se trataba de alguna tubería rota.
Con voz entrecortada Romelia y contó que el barco se inclino de un lado a otro, mientras el equipo de circulación anuncio por altoparlantes que todo estaba bien, que solo había un fallo eléctrico y que trabajaban para arreglarlo. “Anunciaron que sufrían una avería técnica pero que trabajan en la misma y que mantuviésemos la calma. No le creímos porque veíamos que todo el mundo corría a ponerse su salvavidas”.
El rescate, un desorden
Los testimonios de los cuatro dominicanos sobrevivientes del naufragio del crucero coinciden con las declaraciones de viajeros de otras naciones que se quejan por la forma desordenada y caótica como se produjo el rescate. Raisa Otañez, que andaba de vacaciones junto a su hija, dijo que el capitán les ofreció información falsa. “Siempre dijo que no pasaba nada y cuando llego la hora de escapar fue el primero en marcharse, una cosa que era su responsabilidad”.
Cuando, finalmente, madre e hija lograron acceder a un bote de emergencia, la cuerda que lo sujetaba se rompió y dice que tuvo mucho miedo. “Esto fue lo mas parecido al Titanic”, dijo la mujer al tiempo de detallar que tiene tres días con la misma ropa. Equipajes, documentos, dinero y toda pertenencia quedaron abandonados en el interior del crucero Concordia. En la actualidad Raisa y su hija se encuentran en un hotel de Roma.
La incógnita
Muchos medios internacionales y autoridades se preguntan por que el crucero se aproximo tan peligrosamente a una isla que no estaba previsto en la ruta. A este propósito la dominicana Romelia Ariza, una licenciada en biología nativa de Puerto Plata, dijo que tienen noticias de que existen evidencia de que se trato de un acuerdo del capitán del barco con el alcalde de la isla para promocionar esta última, sin impórtales el riesgo que corríamos los que ahí nos encontrábamos.
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